Hablar de la belleza de Cuenca sin duda me enorgullece. Sus tejados anaranjados, sus ríos, sus floridos balcones y sin duda su gente la hacen única. Un destino frecuentemente visitado por turistas internos y externos. Hace más de 20 años fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Caminar por sus calles llena de alegría y muchos sentimientos.
Pero algo esta cambiando. Por ejemplo, conducir un vehículo por la ciudad se ha convertido en una emocionante aventura. Circule usted por la Av. De las Américas y se dará cuenta que está llena de baches. Un total abandono. Si piensa salir un fin de semana para las provincias de El Oro o Loja, el intercambiador del Control Sur lo hará pensar dos veces. El acceso sur no soporta la cantidad de vehículos que circulan por ahí.
Siguiendo el recorrido, si va por algún motivo al Centro Histórico prepare las monedas para el doble “peaje”. El primero, y absolutamente legal, es para el uso de las tarjetas del sistema tarifario. Las grandes ciudades las tienen y es parte de las políticas de movilidad. Y el segundo es para pagar la “cuidada” del carro. Pues sí, hay que cancelar por los “servicios” a los personajes de chaleco verde y tomate que se han tomado las calles, sin que ninguna autoridad haga algo. Si no lo hace seguramente pasará un mal rato.
Caminar por las veredas de la urbe también se ha dificultado. En cada esquina, se habrá dado cuenta, que existen comerciantes informales que colocan sus productos en las aceras. Si la Guardia Ciudadana actúa los acusan de vulnerar sus derechos laborales. Además, empleados de las empresas de telefonía o internet montan sus stands en plena acera, como si se tratara de un mercadillo. Y ni hablar de los comercios que ponen sus parlantes a todo volumen como estrategias de marketing.
La seguridad es otro tema que preocupa. Luego del “regalito” que nos dieron con la construcción del Centro de Rehabilitación Social de Turi, los índices delincuenciales aumentaron. Se ha vuelto común escuchar que antisociales ingresan a locales comerciales, asaltan a transeúntes, roban vehículos o viviendas. También hay una precaria situación en la zona del Terminal Terrestre. La prostitución y la venta de droga se han apoderado del lugar.
En menos de un año y medio tendremos nuevamente elecciones. Miremos quienes realmente están preparados política y moralmente para dirigir la ciudad. La urbe ya no puede esperar más improvisaciones. Nos merecemos políticos de altura que regresen a Cuenca al camino del orden y el desarrollo planificado.
Santiago León
Comunicador Institucional