El Amaru Bioparque Cuenca dio a conocer que Pacha e Inty (nuestra pareja de cóndores Andinos bajo cuidado) se convirtieron en padres de un polluelo, convirtiéndose esta pareja, en la nueva esperanza para la especie.

La noticia ha llenado de esperanza a la conservación de los Cóndores Andinos en Ecuador, hemos trabajado fomentando cuidado y protección ésta especie desde el año 2014; monitoreándolos en su hábitat natural, apoyando en la preservación de los lugares donde vive y ofreciéndoles bienestar y cuidados los 365 días del año aquí en el Bioparque Amaru, puntualiza un comunicado emitido por el zoológico.

Captura de pantalla

En este zoológico de la capital azuaya, se mantienen a tres cóndores rescatados de situaciones de conflicto con el ser humano, y en donde tienen una segunda oportunidad de vida segura.
Nacimiento:

Durante este período los padres se han turnado la incubación y cuidado del huevo, girándolo y realizando una pared en forma de cráter de contención, proveyéndolo de la temperatura y aireación adecuada.

La madre ha salido del nido únicamente para alimentarse y tomar baños de sol y lluvia. Pacha e Inty son una pareja primeriza, la primera establecida en la historia de Cuenca y el Austro.


La pareja de cóndores primeriza se enfrenta a dos escenarios, explica detalladamente el zoológico

Nacimiento del polluelo y su potencial muerte: debido a que después del nacimiento de un bebé cóndor andino sus primeros días y semanas son sumamente críticos, ya que normalmente los padres primerizos se ponen muy territorialistas y temperamentales, causando estrés en la pareja y en ocasiones accidentalmente provocan la muerte del recién nacido, ya todos estos son procesos que forman parte del aprender a compartir los cuidados de un pichón.

Vida prolongada del polluelo: una vez superada la etapa crítica, los padres empiezan a manejar el estrés y compartir adecuadamente el cuidado del recién nacido. En esta fase podría considerarse que el polluelo comienza una vida llena de aprendizajes y riesgos.

En Ecuador se han registrado casos exitosos de nacimientos y vida prolongada de cóndores bajo cuidado humano, como es el caso del zoológico de Quito y Zuleta.

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