La culminación del reciente paro nacional ha revelado una profunda fractura dentro del movimiento indígena. A pesar de que algunos dirigentes alcanzaron un acuerdo con el Gobierno Nacional, otros representantes clave han rechazado esta resolución, anunciando que el paro continuará.
Los líderes disidentes buscan «castigar» a los negociadores, argumentando que no representan la voluntad de las bases. Esta postura se ha hecho visible en la provincia de Imbabura, donde comuneros exigen la aplicación de la justicia indígena contra los dirigentes de la Federación Indígena y Campesina de Imbabura (FICI) que participaron en las mesas de diálogo.
La población se mantiene inconforme con la finalización de las protestas y las resoluciones provinciales que dieron por concluido el paro. La base del movimiento permanece expectante, a la espera de una respuesta gubernamental que satisfaga sus demandas originales.